30 jun 2013

Escritos literarios 24 Una novela filosófica



Ricardo Menéndez Salmón: 

«La ofensa», novela filosófica

                                   Ricardo Menéndez Salmón: «La ofensa», Seix Barral, 2007.


                                                           
 La reciente, elogiada y premiada novela de Ricardo Menéndez Salmón, «La ofensa», ha de ser catalogada como novela filosófica. Decir esto puede resultar hacer un flaco favor a la obra y a su autor, pensando en el amplio público lector, puesto que puede dar a entender una idea equívoca: puede creerse que es ensayística, seria, de retórica profunda y espesa y al dictado de un lenguaje especializado. Sin embargo, nos hallamos en unas latitudes estilísticas muy diferentes. Se trata de una obra sin circunloquios, escrita en un muy claro «román paladino», construida con frases cortas y certeras, estructurada en capítulos que se leen en un suspiro, capítulos que mantienen una conexión sutil entre sí –donde consigue contarse mucho más de lo que efectivamente se escribe- y que contienen cada uno de ellos su propia unidad, como partes musicales que se fueran cerrando dentro de una obra total. El estilo línea a línea y en su conjunto queda muy definido, no hay prosa vana, tiene tono emocional, progresa en una historia con suspense «in crescendo» pero sin estridencias y, por momentos, es bellísimo. Algunos lectores amigos míos no han encajado bien el final. A mí sí me encaja, aunque quede ese sabor amargo o de perplejidad.

Todo su contenido se desarrolla al compás de la historia que se narra, la de un soldado alemán de la segunda guerra mundial, pero la historia, además de lo narrado en sí mismo, contiene una tesis de fondo, que me atrevo a defender que queda muy cuajada en el capítulo central, dedicado a reflexionar sobre el cuerpo –a modo de eje sobre el que gira toda la temática-. Es esta tesis de fondo lo que hace de esta novela algo más que pura ficción, pura recreación, pura regurgitación de datos históricos o puro bello lenguaje. Es este argumento temático que está como en la sombra, aunque visible, si se mira bien, lo que le da consistencia filosófica.

Ricardo nos plantea en este texto no sólo una honda historia humana, la del soldado que ha de vivir una guerra, sino una reflexión sobre si el cuerpo y el alma son una misma cosa, sobre si nuestras emociones e ideas son ellas mismas cuerpo o no, sobre la muerte sucesiva de varios niveles de cuerpo o ¿es quizá sobre la muerte sucesiva de varios niveles de alma? Spinoza había dejado dicho «Nadie, hasta ahora, ha determinado lo que puede el cuerpo» (E, III, 2 Esc.). Menéndez Salmón entra en ese enigma y ensaya un recorrido de las líneas que contornean el cuerpo-alma.

Pero todo este tema de fondo se teje a su vez sobre otra frontera tan difícil de trazar como la anterior: la del sujeto individual y la del cuerpo social al que pertenece. ¿Qué pasa cuando nuestra sensibilidad no está provista de suficientes válvulas de escape, que nos emboten, embrutezcan o alienen como huida ante la adversidad, y cuando tenemos que cargar corpóreamente con «la ofensa» del grupo al que pertenecemos?

El protagonista, un joven sastre dotado de una extrema sensibilidad, tiene como es obvio sus propias sensaciones y elabora sus propios sentimientos y concepciones, pero estas elaboraciones contienen una pasta más densa de la que no es posible sustraerse, que es justamente, en un plano ineludible, la de ser alemán y la de no poder dejar de serlo. ¿Se trata el problema, quizás, de tener tres cuerpos: el cuerpo-orgánico, el cuerpo-alma y el cuerpo-social interconectados o, tal vez, siendo una misma cosa?

No podemos contar la historia sin comprometer el espacio de espontaneidad que toda futura lectura desea tener, pero puesto que las ideas no son siempre obvias y sólo lo son las palabras, me he atrevido aquí a contar la trama de ideas que he visto, suponiendo que pueden verse otras y suponiendo que las que yo he visto pueden ser discutibles, pero ese mismo fragor de ideas es lo que nos hace degustar el alimento intelectual, que ya no sé si va a parar al cuerpo o al alma.

  
SSC
Gijón, 4 de abril de 2007


Publicado en: «Una novela filosófica», La Nueva España, Suplemento Cultura nº 763, pág. VI,  Oviedo, jueves, 19 de abril de 2007. Versión similar publicada en «Eikasía. Revista de Filosofía».

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